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Bent Hamer • Director

"Arrastra la carga más pesada el que no tiene nada que arrastrar"

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- Cineuropa ha hablado con Bent Hamer, el director de 1001 Grams, elegido para representar a Noruega en la inminente carrera a los Oscar

Bent Hamer  • Director

Cineuropa ha hablado en Oslo con un Bent Hamer sonriente y distendido, en plena promoción de 1001 Grams [+lee también:
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entrevista: Bent Hamer
ficha de la película
]
, su séptimo largometraje, del que también ha sido el guionista. El célebre director noruego se disponía a partir hacia Sandefjord, su ciudad natal, su puerto de amarre, para un breve respiro. Tromsø, Trondheim, Londres, Chicago, Tokyo, Lübeck, entre otros, así como dos visitas Los Ángeles, le esperan este otoño. Conviene decir que 1001 Grams, tras su participación en el último festival de Toronto, acaba de ser elegida para representar a Noruega en la inminente carrera a los Oscar (leer más). Es la tercera vez que Bent Hamer, que por otra parte ha obtenido ya numerosos premios, es el candidato a este prestigioso galardón.

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Cineuropa: También es el productor de la película.
Bent Hamer:
Sí, con mi compañía Bulbul Film, conjuntamente con la alemana Pandora Filmproduktion y la francesa Slot Machine.

¿Ha encontrado dificultades haciéndola?
Es siempre un desafío trabajar con instituciones oficiales. Hace falta saber convencer, suscitar la confianza para obtener las autorizaciones necesarias. He contado con la preciada ayuda del Oficina Internacional de Pesas y Medidas en París (BIPM), en donde se han rodado varias escenas de la película, así como de Justervesenet, su homóloga noruega, que cuida con recelo su prototipo de kilogramo en platino iridiado. He tenido por ello la oportunidad de conocer grandes personalidades que pertenecen a diversos ámbitos científicos, y la mayoría de ellos, afortunadamente, con un verdadero sentido del humor. He necesitado dos años enteros para la preparación y la investigación, ya que pretendía controlar perfectamente el tema para ser creíble en mi aventura.

Su preocupación por el detalle le precede.
Soy exigente con mis actores, mi equipo, y conmigo mismo, es verdad.

Esta atención a las medidas, a las cifras… Usted es sin duda un apasionado de las ciencias y las técnicas.
En verdad, no, aún a pesar de las apariencias. Me dejo más bien ser inspirado por las pequeñas cosas, a menudo insólitas, anécdotas insignificantes a primera vista. En este caso, para esta película, es una emisión de radio dedicada a los ritos que dominan las medidas de peso y longitud lo que supuso el disparador automático. Mi mujer me reprochaba tener demasiados señores viejos y raros en mis películas, y entonces fue a la actriz Ane Dahl Torp a quien confié el papel principal, el de Marie, una joven en plena ruptura sentimental, cuya casa se parecía demasiado a un laboratorio aséptico. Trabaja con su padre en Justervesenet, un lugar en donde la seriedad, la precisión y la precaución no son palabras vanas. Stein Winge, un director de teatro muy conocido, interpreta a Ernst, el padre. Durante un congreso en el BIPM, lugar en donde se encuentra el kilogramo patrón, en donde va a verificar su prototipo noruego, Marie conoce a un colega, Pi, interpretado por Laurent Stocker, de la Comédie française.

La preocupación estética, los azules intensos que hacen pensar en Klein, un guiño a Magritte en desfile de paraguas, el taller biblioteca del padre, que evoca a El astrónomo o El geógrafo de Vermeer… visiblemente, se preocupa por la pintura.
Sí. He trabajado mucho en la paleta de colores con John Christian Rosenlund, el director de fotografía. Nuestra visión artística de la película ha sido enriquecida. Debo decir que Edward Hopper es uno de mis pintores preferidos por su práctica de detener la imagen: esos instantes fijos que nos enseñan seres sometidos al peso de la soledad y el aislamiento. Solo están juntos en apariencia. Se cruzan sin tocarse.

Como la mayoría de la gente.
Y sin embargo estamos ávidos de contacto, de certeza, de exactitud. Algunos convierten esta búsqueda algunos en una cuestión importante. Pero esta necesidad de fiabilidad no se satisface siempre, a pesar de nuestros esfuerzos, y se nos lleva a hacernos preguntas esenciales y vitales. ¿Cuánto pesa una vida? ¿Cómo medir lo inconmensurable, definir lo indefinible? ¿Son inamovibles los criterios de evaluación? Este anhelo de ser tranquilizados esconde en realidad nuestro temor a la vida y a la muerte.

“Arrastra la carga más pesada el que no tiene nada que arrastrar”, nos dicen Pi y Marie...
Efectivamente.

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(Traducción del francés)

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