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Nuri Bilge Ceylan • Director

"Trato de comprender el alma humana"

por 

- El turco Nuri Bilge Ceylan desvela las claves de Sueño de invierno, sus inspiraciones teatrales y su visión de la profesión de cineasta.

Nuri Bilge Ceylan  • Director

Acompañado de sus tres actores Aluk Bilginer, Melisa Sözen y Demet Akbag, el director turco Nuri Bilge Ceylan desveló a la prensa internacional las claves de su excepcional Sueño de invierno [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Nuri Bilge Ceylan
ficha de la película
]
, presentada a concurso en el 67º Festival de Cannes y ganadora, una semana después, de la Palma de Oro.

Sueño de invierno es una película que contiene muchos diálogos, lo cual constituye toda una novedad en su cine. ¿A qué se debe este cambio?

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Nuri Bilge Ceylan: Me gustan mucho los diálogos y, de hecho, ya había muchos en mi primer largometraje, Kasaba, pero como no registramos el sonido en directo, tuvimos problemas y, desde entonces, tenía cierto miedo a los diálogos. También me encanta el teatro. En esta ocasión, no solo eché mano de mucho diálogo sino que, además, este es bastante literario. Tanto en el teatro como en la literatura, este lenguaje se emplea a menudo; sin embargo, en el cine es arriesgado usarlo y puede no funcionar. En mis primeras obras, me concentré en hacer cosas naturales y realistas, pero acabé por darme cuenta de que hoy en día eso se lleva mucho en el cine e incluso en los anuncios televisivos, en los que la lengua de la calle se emplea con mucho acierto. Por ello, opté por unos diálogos más literarios y por ver si Shakespeare y Dostoievski podían funcionar en el cine. En cualquier caso, como los diálogos eran bastante arduos, necesitaba actores profesionales, pues a los aficionados les habría costado interpretarlos.

La cinta aborda numerosos temas: desde el matrimonio hasta asuntos sociales, pasando por la política. ¿Se trata de un espejo de los acontecimientos que actualmente tienen lugar en Turquía?

En mi película no hago alusión a la situación que atraviesa hoy Turquía. Diré más: no creo que un director de cine deba tratar la actualidad de su país, sino que debe examinar las cosas de una manera más amplia. Todo lo que ocurre en todos los rincones del mundo puede explicarse reflexionando sobre la naturaleza humana. Creo que el deber de un cineasta es el de un periodista. Por supuesto, puede realizar el trabajo de un reportero, pero considero que, ante todo, debe dirigirse al alma del espectador, tratar de provocarle ciertos sentimientos. Si el público consigue experimentar un poco de vergüenza por algunas cosas, esto constituye ya de por sí una forma de éxito para el film. Mi motivación para hacer cine es tratar de comprender el alma humana.

¿Por qué optó por este extraordinario lugar de rodaje?

Yo no quería ese sitio pero no tuve elección después de hacer algunas investigaciones. Deseaba un lugar sencillo y a la vez turístico. Sin embargo, en Capadocia, este era el único enclave en el que podíamos encontrar turistas en invierno. Necesitábamos, además, un lugar alejado de la ciudad. Solo nos valía este sitio. Tenía un poco de miedo de rodar en Capadocia porque es una región de una gran belleza, mayor de la que yo deseaba, pero espero no haberla mostrado en exceso. Filmé las primeras nieves para simbolizar el cambio en la atmósfera: un poco de blanco no iba mal para la psicología (ríe). Hacía frío, a veces hasta -10 °C, y nos congelábamos de veras, pero no nevó lo suficiente y tuvimos que rodar las escenas de nieve muy rápidamente.

¿Cuál fue el punto de partida de la película?

Se asienta en tres cuentos de Chéjov. Algunos diálogos se inspiraron en ellos. Encontramos situaciones parecidas en nuestra vida cotidiana y tengo la impresión de que esta historia fue escrita para Turquía. El ser humano sigue siendo ser humano en todas partes pero no puedo decir que he hecho una película sobre un asunto en concreto, preciso y claro. Lo que me gusta es hacer cine ambiguo que, al final, deje sentimientos compartidos. A veces me piden que resuma mis películas en una palabra o en una frase: ¡no soy capaz!

¿Sus personajes encarnan una visión pesimista de la existencia?

Hay tanta esperanza en mis personajes como en la vida. Algunos directores gustan de dar una nota optimista al final de sus películas. No es mi caso. Soy bastante realista y a veces hay que saber ser pesimista. Me parecía incluso que el final de la película era un pelín demasiado optimista para mi gusto y en el montaje hice que las palabras de Aydin fueran un poco más confusas para compartir un poco la carga del personaje con su mujer. No me gusta que en el cine se perciba directamente lo que la gente dice y, en el fondo, Aydin bien podría formular esas palabras para aliviarse, sin ser honesto. En este sentido, escondí las cartas.

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(Traducción del francés)

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