20/06/2013 - La cineasta logró cuatro premios -incluido el de mejor película- en el último festival de Cine Español de Málaga con 15 años y un día.

Cineuropa: ¿Por qué tanto interés no sólo por la familia, asunto recurrente en tu curriculum, sino especialmente por los adolescentes, tema que abordaste también en tu anterior Héctor?
Gracia Querejeta: Me interesa mucho el conflicto que sufren, es más atractivo como tema de escritura que el de otras edades. Es una época de cambios, en la que uno se empieza a labrar un sendero: si vas para acá o para allá, en todos los aspectos, no sólo en los estudios. Todo lo que sea conflicto siempre es interesante, menos plano.

¿Las edades de transito son las mas complicadas?
Si, las edades bisagras, como yo las llamo; también sucede cuando llegas a la madurez y tenemos que cuidar de nuestros padres y aún de nuestros hijos, que no son suficientemente maduros para volar y ser independientes. Es un problema social y económico.

¿Te gusta plantear soluciones o prefieres hacer preguntas con tus películas?
Lo mío en este caso es una estricta necesidad de desdramatizar. Meto en unos líos tremendos a los personajes en mis films, pero dejo cierto margen a la esperanza: para que no nos paralicen esos problemas.

Algunos adolescentes, como se ve en tu película, buscan el riesgo.
Sí, porque a esa edad no se tiene una conciencia clara del peligro. El verdadero paso a la edad adulta llega con la aparición del miedo, aunque yo fui una niña hipocondríaca, pero era una excepción.

¿Cómo consigue un adulto penetrar en el mundo adolescente para luego poder mostrar sus esencias en la pantalla?
Teniendo uno en casa: mi hijo se reconoce incluso en los diálogos de la película, aunque no ha pasado por nada parecido a lo que sucede en el film. La hija del coguionista, Santos Mercero, también era adolescente cuando escribimos el argumento de 15 años y un día [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Gracia Querejeta
ficha de la película].

El personaje del abuelo es un tipo cerrado emocionalmente. A los hombres nos sigue fallando eso... ¿no nos educan para manifestar nuestras emociones?
No se educa para eso y el hombre acaba sacando las emociones en otro tipo de cosas, de úlceras, o siguen saliendo de una forma obvia después de tirar mucho del hilo; en ese aspecto las mujeres somos más abiertas para decir lo que nos pasa. De todos modos, éste es un hombre especialmente terco, no es el prototipo del hombre del momento, es un poco anacoreta, particular y solitario, incluso raro. Ahora los padres son más abiertos; de pequeña recuerdo que mis padres planteaban un modelo educativo que era una excepción respecto a lo que veía alrededor, pero ahora las cosas han cambiado para bien. Otra cosa es que tengan que seguir cambiando, porque no han cambiado lo suficiente.

¿Qué te ha enseñado este rodaje como madre y como cineasta?
Todas las películas son viajes y esas respuestas llegan con el tiempo. Como madre, exorcizo miedos.

¿Cómo ha influido tu reciente trabajo en series de televisión a la hora de afrontar una nueva producción cinematográfica?
Ahora, en general, en el cine español se rueda más rápido que anteriormente y con menos dinero: son los tiempos que corren. Y esa experiencia laboral televisiva me ha servido mucho, porque aunque la tele es un mundo complicado, si le pillas el ritmo se convierte en una escuela estupenda. Si no eres un director-estrella, has de ser camaleónica y adaptarte. Y no defiendo el cine low-cost: cada película necesita ciertas cosas, su propio tiempo, aunque tienes que aprender a saber a qué puedes renunciar sin mucho dolor, en un proyecto, y que eso no afecte a la historia que quieres contar. Voy a seguir haciendo televisión y algún cortometraje, y espero levantar pronto otro proyecto cinematográfico.

¿Cómo ha sido rodar por primera vez sin la producción de tu padre, Elías Querejeta, recientemente fallecido?
Elías tenía un método distinto al de Gerardo Herrero, el productor de la película, pero me he adaptado bien. Hacerlo durante tanto tiempo con mi padre me ha servido para forjar mimbres por dentro que te facilitan luego otras cosas. Y ese andamiaje interno es mucho más flexible de lo que se cree.