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Markus Imhoof • Director

“Tiempos modernos” para las abejas

por 

- Con una macrofotografía impresionante, el suizo Markus Imhoof nos presenta las colmenas como jamás las habíamos visto antes.

La noche de clausura del 65º festival de cine de Locarno se presentó en la Piazza Grande el documental Mucho más que miel [+lee también:
crítica
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entrevista: Markus Imhoof
ficha de la película
]
. La cinta, que aborda la vida y la misteriosa desaparición de abejas, cuenta con algunas macrofotografías espectaculares a cargo del aclamado director Markus Imhoof que nos meten en las colmenas como nunca antes.

Cineuropa: Usted fue nieto de un apicultor y creció con las abejas. ¿Fue una cuestión sentimental lo que le llevó a hacer una película sobre la desaparición de las abejas?
Markus Imhoof: La noticia sobre la muerte de las abejas empezó a circular cuando me encontraba estancado después de varios años de trabajo en un guion sobre un fraude. Yo contaba con buena información de primera mano porque mi hija y mi hijastro son científicos dedicados a las abejas. Tenía que hacer esta película porque el tema urgía. Las abejas me llamaron.

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¿Cómo accedió a los apicultores?
En primer lugar, fui a Australia para ver a mi hija, que mantiene buenas relaciones con apicultores de todo el mundo. Esto fue de gran ayuda, pues tuve que viajar por todo el mundo para mis investigaciones. Lo que hice fue tomar fotos con una pequeña cámara Sony y hablar con varios apicultores.

¿Están de acuerdo los apicultores? ¿Hay alguno que vea la miel solamente como un producto industrial?
El colmenero estadounidense que aparece en mi película adora las abejas. La apicultura forma parte de su tradición familiar, pero él es un hombre de negocios serio y acepta mandar sus abejas a plantaciones tratadas con pesticidas. Es muy interesante que él sea consciente de todas las consecuencias y que no pueda escapar del círculo vicioso. No es bueno tener 700 000 kilómetros cuadrados de almendros, pero tampoco es de recibo que los talen para crear diversidad genética. Todo el país está estructurado de esta manera: su agricultura es como una factoría. Estos son “tiempos modernos” para las abejas. Lo perverso del asunto es que las abejas están mejor entre los humos de la ciudad que en los campos llenos de pesticidas. Las abejas encuentran más alimento en parques y cementerios que en el campo.

¿Cómo obtuvo primeros planos de las abejas de semejante intensidad?
Montamos un estudio de abejas en Viena con 15 colonias de diferentes razas. Necesitábamos diez técnicos para filmar una sola abeja. Para la macrofotografía, empleábamos una cámara digital de gran velocidad, una Phantom HD, que puede capturar 300 fotogramas por segundo, de modo que pudiésemos mostrar el movimiento de las abejas. El problema con la slow motion es que requiere mucha luz. Por supuesto, no queríamos quemar las abejas ni que la cera se derritiese, así que filmamos muchas tomas en exteriores y trabajamos con espejos que reflejasen la luz sin calentar demasiado.

¿Fue difícil encontrar un equipo dispuesto a trabajar con abejas?
El equipo debía contar con ciertas habilidades de antemano. Una de ellas era que tuviera tiempo porque la película iba a hacerse durante el trascurso de dos años. Tuvimos unos 70 días de rodaje documental y otros 35 para la macrofotografía en el estudio. La macrofotografía es obra de Attila Boa, que por aquel entonces ya contaba con experiencia en la filmación de abejas y había construido un ocular en la máscara de su traje protector. Parte del documental lo rodó Jörg Jeshel. Una de sus primeras tareas fue filmar a los que mataban las abejas en Arizona, las mismas que luego lo picaban directamente en la nariz.

¿Mirará la gente de forma distinta a las abejas a raíz de esta película?
Mi intención era provocar emociones por las abejas sin que la macrofotografía lo volviera todo kitsch. Quiero suscitar la curiosidad del público para que la gente se pregunte quiénes son los antagonistas: los seres humanos o las abejas. No podemos aceptar que el mundo se convierta en una fábrica en la que la naturaleza no es más importante que una cinta transportadora.

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