31/03/2010

Fundada en 1989, Pyramide opera en los ámbitos de distribución, producción y ventas internacionales. Este triple enfoque otorga a su director, Eric Lagesse, una perspectiva muy clara sobre la evolución del oficio de distribuidor independiente.

Cineuropa: ¿Qué elementos caracterizan a la política de adquisiciones de Pyramide Distribution?
Eric Lagesse: Nosotros funcionamos con el corazón: cuando algo nos gusta, intentamos comprarlo. Así, en nuestro repertorio encontramos desde autores muy concretos como Nuri Bilge Ceylan hasta otros más conocidos como Stephan Elliot o Fatih Akin. Nuestras adquisiciones se realizan sobre el guión, a un 70% o incluso más. Hoy en día está claro que los grandes proyectos están por lo general monopolizados por las grandes empresas. Nuestro trabajo consiste cada vez más en descubrir nuevos autores. Un productor joven viene a las distribuidoras independientes como Pyramide para hallar el apoyo necesario para luego ir llamando a las puertas de las televisiones y de otras entidades financieras colaboradoras. La mitad de nuestro repertorio está compuesto por primeras películas. Es imprescindible tener pasión; si no pudiéramos transmitir esa energía y esa motivación en un proyecto, abandonaríamos al productor, al director y la película.

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¿Ha beneficiado de alguna forma la reciente crisis en las ventas internacionales a los distribuidores independientes? La crisis de los vendedores es, por desgracia, una crisis del público. Es una reacción en cadena: los compradores tienen más reservas a la hora de tomar riesgos, ya que el público tiene más reservas a la hora de gastar su dinero para ver una película. Todo el mundo se lanza a por las mismas películas, por lo que aunque Pyramide Distribution haya tenido un buen 2009, el beneficio es escaso. La enorme cantidad de estrenos hace que la competencia sea más bien un delirio porque los espectadores no van a ver cuatro películas por semana. En Francia se estrena prácticamente todo: algunos distribuyen cinco películas al año; otros, como Pyramide, entre 12 y 14; algunos, como Mars, llegan a 25. Pero cuando el espectador tiene un abanico tan amplio, cabe la posibilidad de que, paradójicamente, decida consumir las mismas películas de siempre.

¿Cuál es vuestra estrategia a la hora de lanzar una película?
No me gusta mucho eso de repartir copias masivamente por toda Francia, aunque es cierto que, por ejemplo, distribuimos 250 copias de Partir. Nadie tiene la clave, lo importante es adaptarse. Yo suelo establecer analogías entre una película determinada que se parece a aquella otra película que se estrenó de esta o de aquella manera. Analizamos los estrenos, aquellos que aportan beneficios, cuáles son las salas en las que funcionan, etc. En este oficio necesitamos siempre referencias. Sin embargo, los gastos de distribución han aumentado desde que comenzamos a pegar carteles por todas partes, a estar presentes en los medios de comunicación, a poder poner anuncios... Cada vez hay menos espacio para los anuncios gratuitos y, dentro de poco, tendremos que pagar por todo. No sé si las distribuidoras independientes podrán ganar esta batalla, ya que a partir de a partir de un cierto nivel no podemos seguir adelante. Por esta razón, la publicidad televisiva sería una catástrofe: lo único que puede hacer es aumentar los beneficios de las grandes producciones. Sin embargo, basta mirar el elenco de películas de distribuidoras independientes que copan los grandes festivales: sin nosotros, ¡no habría nada que echarse a la boca! No obstante, necesitamos los medios para poder continuar, aunque hemos de decir que Francia es un bendito país que todavía nos respalda y nos ayuda.