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Babak Najafi • Director

Deseando conectar con el público

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- Babak Najafi • Director Deseando conectar con el público

Babak Najafi, director de origen iraní de 35 años que vive en Suecia desde los 12, consiguió hacerse con el premio a la Mejor ópera prima en la 60ª edición de la Berlinale gracias a su película Sebbe [+lee también:
crítica
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ficha de la película
]
. El cineasta habló con Cineuropa unos días antes de que la película llegara a las pantallas suecas de la mano de SF.

Cineuropa: ¿Qué supone ganar el premio a la Mejor ópera prima en Berlín?
b>Babak Najafi: Cuando uno hace una película, nunca sabe si el público va a estar interesado en ella o no. Sin embargo, al ganar un premio como este, uno se da cuenta de que hay gente a la que le ha llegado la película. Además, encontrar fuentes de financiación es siempre algo complicado para un director novel, pero supongo que ganar este premio me ayudará a la hora de hacer mi segunda película.

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¿Cuándo decidió convertirse en director y qué influyó en su decisión?
Nací y viví en Irán hasta los doce. La guerra entre Irán e Iraq comenzó en 1980 y en aquellos entonces vivíamos en un bloque de viviendas en el que uno de nuestros vecinos había conseguido comprarse un video VHS así que, para olvidarnos de los bombardeos, solíamos llamarles para ver películas extranjeras que no se emitían en la televisión nacional. Me lo pasaba muy bien viendo aquellas películas todas las tardes después del colegio.

Cuando nos mudamos a Uppsala (Suecia), acabé por casualidad en un centro multimedia en el que se solían organizar talleres y descubrí el cine y la dirección. Más tarde, estudié en el Dramatiska Institutet de Estocolmo y conocí a muchos amigos con los que aun sigo trabajando, como las productoras Rebecka Lafrenz y Mimmi Spång.

Sebbe refleja una parte de Suecia que no se suele retratar en el cine: la clase baja trabajadora…
Quería contar una historia acerca del sentimiento de “separación”, un sentimiento muy importante en mi vida y muy complejo a la vez; creí que era un buen punto de partida para la historia, algo que le podría pasar a cualquiera. Luego, con respecto al tema de la pobreza, creo que no he visto casi ninguna película en mi vida que hablara de ese tema. Cuando vives en Europa Occidental, vives una vida tan cómoda que te olvidas (o haces caso omiso) de aquellos excluidos de la sociedad, pues es la solución más fácil. Pensé que era importante tratar ese tema.

¿Escoger a un actor no profesional (Sebastian Hiort) para interpretar a Sebbe tiene que ver con el hecho de que quisiera que todo el mundo se identificara con él?
Muchas películas americanas tienen una gran historia y están muy bien hechas, pero uno no puede dejar de ver a Robert de Niro o a Julianne Moore; no veo que se retrate al ser humano en esas películas. Por supuesto que respeto a los actores, pero en esta película necesitaba a un actor desconocido para conseguir que la película estuviera anclada a la realidad.

Sebbe se ha comparado con las películas socio-realistas de Ken Loach y Andrea Arnold. ¿Cómo se siente ante este hecho?
Es un gran honor, desde luego pero, al mismo tiempo, todos somos seres humanos con historias diferentes y, por tanto, con mundos creativos diferentes. Si uno tiene una historia, ha de ser sincero consigo mismo e intentar no copiar a los demás. En mi opinión, uno de los mejores cineastas de la historia es Stanley Kubrick, pues todas sus películas son diferentes. Cuando uno es director e intenta hacer una película de ciencia-ficción, dramática o de lo que sea, lo más importante es intentar conectar con el público.

¿Cuál va a ser su próximo proyecto?
Ahora mismo estoy escribiendo un nuevo guión. Para mí, escribir es un proceso largo y exigente, así que espero conseguir una vez ese más encanto universal. Mi nuevo proyecto tocará además la política, un tema que también considero muy importante.

Ahora que mencionas la política, ¿qué opinas de la detención en Irán de tu compatriota Jafar Panahi?
Creo que es una verguenza. En Berlín me encontré con otro gran director iraní y cuando le pregunté que qué estaba haciendo me dijo: “¡Nada! Hay unos 60 o 70 millones de personas en Irán que esperan que haga una película con una gran historia, pero aunque quisiera no podría hacerla porque me encarcelarían o me matarían”. Me dio mucha pena. La pregunta que debe hacerse un director es: ¿Merece la pena arriesgarse, ponerse a uno mismo en peligro o, peor aun, poner en peligro a la familia? Es una pregunta muy difícil de contestar.

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