Una joven pareja de Tel Aviv tiene que compartir en el campo una fuente con un grupo de trabajadores palestinos, entre ancestrales miedos e insinuaciones de solidaridad (Still Waters, de Nir Sa’ar y Maya Sarfaty). Durante el verano, un vendedor de agua palestino distribuye cisternas y pozos en la zona de Belén, porque los colonos la dejan seca (The Water Seller, de Mohammad Fuad). Un soldado israelí al borde de una crisis nerviosa y un campesino palestino que viola el toque de queda para regar sus sandías intentan domar a un burro juntos (Raz and Raja, de Yona Rozenkier). Un actor famoso y sus dos hijos mantienen una relación particular basada en malentendidos y en el colirio con su vecina, una anciana que sobrevivió a los campos de concentración (Eye Drops, de Mohammad Bakri). Un anciano árabe que vivió en EE. UU. durante muchos años controla una piscina, donde se dejan ver familias palestinas que nunca han visto el mar; un día, llegan unos altivos colonos israelíes e invaden el espacio (Kareem’s Pool, de Ahmad Bargouthi). Un soldado israelí recuerda un episodio de su infancia durante uno de los descansos de su instrucción: su madre le lava el pelo en la bañera, mientras su padre le pide con insistencia que se dé prisa (Drops, de Pini Tavger). Una joven y tímida judía ortodoxa espera a sus padres para que la lleven a Shidduch, donde tienen una cita para convenir su matrimonio. Mientras espera, mantiene una extraña conversación con un fontanero árabe a través de una puerta cerrada (Now and Forever, de Tal Haring).