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VENECIA 2017 Competición

Angels Wear White: problemas de mujer

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- VENECIA 2017: La guionista, directora y productora Vivian Qu volvió a la Mostra para competir por el León de Oro con un segundo largometraje brutalmente honesto pero desequilibrado

Angels Wear White: problemas de mujer

En un pequeño motel junto al mar en el sur de China, dos pequeñas niñas sufren una agresión a manos de un adulto. La única testigo del incidente es la adolescente Mia (Wen Qi), que sustituye en la recepción a una amiga ausente en el último minuto. Sin embargo, Mia está sola en el mundo y tiene miedo de perder su trabajo, así que opta por guardar silencio. Ni siquiera una abogada amable (Peng Jing) desesperada por hacer justicia a las niñas puede convencerla para que declare. Por lo menos, no hasta que cambien algunas cosas.

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Vivian Qu no es ninguna extraña del festival de cine de Venecia: su primer largometraje, Trap Street, se estrenó en la Semana de la Crítica de la Mostra de 2013. Ahora vuelve, a la competición por el León de Oro, con un segundo trabajo que, a pesar de algunas imágenes inspiradas aquí y allá, repite, por desgracia, los mismos errores. Aunque opta por la forma, amable y popular, de un film procesal, Angels Wear White [+lee también:
tráiler
entrevista: Vivian Qu
ficha de la película
]
es, ante todo, una película sobre mujeres o, más bien, sobre chicas obligadas a hacerse mujeres, que vendría a ser un estado peculiar que no parece aportar más que dolor y un insoportable sentimiento de vergüenza. Si Simone de Beauvoir dijo que una “se vuelve mujer”, Qu va un paso más allá: en Angels Wear White, se hace que una lo sea.

Y eso ocurre normalmente cuando menos se lo espera, lo que explica por qué todo es tan fluido: un testigo puede convertirse en una víctima y la verdad puede convertirse en mentira. Puede sonar muy duro pero así es: Qu puede ser una cineasta interesante pero no es la más sutil. Aún así, muestra el tratamiento de las víctimas de abusos sexuales como lo que es: una farsa. En su película, los policías parecen más interesados en las cervezas que han bebido las víctimas que en el abuso en sí; y hasta Marilyn Monroe sucumbe a la vieja debacle bajo el argumento de “porque su falda era demasiado corta”. Con su estatua gigante en pleno paseo marítimo, su vestido, provocadoramente alzado por el viento para toda la eternidad, parece casi triunfal en su pose liberada. Pero no por mucho tiempo: en la película de Qu, toda  mujer necesita ser llevada de vuelta a la tierra para construirse a sí misma nuevamente, incluidas las que están hechas de acero inoxidable.

De lo que no cabe duda es de que siguen intentándolo, zigzagueando entre estallidos de impactante violencia y románticas ideas de amor, imaginadas por tantas otras parejas de recién casados tomándose fotos en la playa. El blanco de sus vestidos puede no ser tan inmaculado pero ¿a quién le importa? Basta una visita a la lavandería y otra posible futura esposa sonreirá con serenidad después de tomar prestado el vestido, tan auténtico como un himen reconstruido: como dice un médico, 30 minutos y cero efectos secundarios. Su inocencia no es sino un producto más y no pasa nada si alguien lo arrebata gratis: la parte culpable siempre puede pagar más tarde, cubriendo, por ejemplo, esa matrícula tan cara para una escuela privada para la élite.

Angels Wear White es una producción de la china 22 Hours Films y la francesa Mandrake Films, con el apoyo del CNC y de la región Isla de Francia, por parte francesa, y de Visions Sud Est, por parte suiza. Su agente de ventas internacionales Wild Bunch.

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(Traducción del inglés)

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