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KARLOVY VARY 2017 Competición

Birds Are Singing in Kigali: la ornitóloga y los pájaros heridos

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- KARLOVY VARY 2017: La nueva película de los polacos Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze (recientemente fallecido) es un valiente y experimental acercamiento a las consecuencias del genocidio ruandés

Birds Are Singing in Kigali: la ornitóloga y los pájaros heridos
Eliane Umuhire y Jowita Budnik en Birds Are Singing in Kigali

El brutal genocidio ruandés es uno de las tragedias más inhumanas y recordadas de los años recientes del continente africano, y tras haber sido objeto de varias películas (entre las que se recuerda Hotel Rwanda [+lee también:
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de Terry George, que consiguió el mayor impacto en el público general), se presta otra vez para ser el corazón de Birds Are Singing in Kigali [+lee también:
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. La nueva cinta del dúo de directores polacos Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze, presentada en la competición oficial del 52° Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, nació como un proyecto pasional de ambos directores, interesados profundamente por la realidad del continente africano, tras vivir en él durante un tiempo de sus vidas. Desafortunadamente, Krzysztof falleció de cáncer al principio del rodaje, a finales de 2014, y Joanna se ocupó de finalizar la película.

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En ella, el genocidio de la población tutsi por parte del gobierno de etnia hutu en la Ruanda del 1994 se cuenta a través de la historia de Claudine (Eliane Umuhire), una refugiada tutsi que consigue escapar del país sumido en el horror gracias a la ayuda que le proporciona Anna (Jowita Budnik, quien ya dio vida a la protagonista de Papusza [+lee también:
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, el anterior filme del dúo), una ornitóloga encargada de estudiar los buitres de la zona junto a su colega, el padre de Claudine. Sin embargo, el núcleo de la historia no es la vivencia del genocidio en presente, sino las consecuencias que este ha conllevado para los que lo sufrieron (y lo sobrevivieron).

Escondida entre las jaulas de buitres muertos que Anna saca de la zona controlada por los hutus para su estudio, Claudine logra escapar de la atrocidad para acabar acompañando a Anna a su Polonia natal. Pero ya en Polonia, el dolor que habita en ambas mujeres es demasiado grande como para dejarlas vivir en paz. A vueltas con la lucha contra las normas polacas de asilo de refugiados y representación legal, las protagonistas se ven atrapadas en una lacerante situación que extenúa tanto a los personajes como al espectador. La película lo transmite a través de unos encuadres imposibles, a menudo repletos de obstáculos visuales, y un montaje estridente, que da muestra de una insobornable creatividad visual digna del más valiente cine experimental. De especial relevancia en la cinta son también los pasajes en los que la cámara retrata la naturaleza más voraz y grotesca (los buitres alimentándose de la carroña, un intestino de un animal en pleno funcionamiento, un corazón de un pez que aún late fuera de él).

La película alcanza un peso importante al tratar de manera distante y sin concesiones el tema, sobre todo, cuando las protagonistas vuelven a Ruanda para enfrentarse con las heridas del pasado. “Esta tierra no tendrá paz en cientos de años,“ se le escucha a un personaje; mientras Claudine declama, afligida y sin consuelo, “aquí ya no hay pájaros, solo el silencio absoluto.”

Birds Are Singing in Kigali es una producción de Kosfilm en asociación con Telewizja Polska, Odra-Film, Narodowe Centrum Kultury, Studio A y el Polish Film Institute.

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