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Ben Stassen • Director & Productor

"Lo nuestro es el mercado internacional"

por 

- El hijo de Bigfoot es el sexto largometraje de Ben Stassen y su estudio de animación, nWave, puntas de lanza del cine de animación en 3D en todo el mundo.

Ben Stassen • Director & Productor

Desde Vamos a la Luna [+lee también:
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, primer largometraje europeo de animación en 3D, cada película de Ben Stassen y de su estudio nWave, afincado en Bruselas, ha seducido a, por lo menos, cinco millones de espectadores. Ahora llega el turno de El hijo de Bigfoot [+lee también:
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, que se estrenará en varios países europeos este verano.

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Cineuropa: ¿Podría resumirnos el recorrido y el funcionamiento de nWave?
Ben Stassen: Yo soy uno de los fundadores de la empresa, que lleva trabajando en la animación desde hace 25 años. Al principio, hacíamos películas en relieve especializadas para parques de atracciones, museos y salas i-Max. Desde 2008 y Vamos a la Luna, producimos largometrajes para el mercado mundial. Nuestro mayor éxito, Las aventuras de Sammy [+lee también:
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, recaudó 100 millones de dólares en todo el mundo. Siempre tenemos varios proyectos en curso; nuestro equipo lo forman unos 120 colaboradores. Los primeros grupos trabajan en la modelización y el diseño de personajes durante un año aproximadamente. Les siguen los animadores y después entran en escena quienes se encargan de las luces y demás. Durante esta fase, el primer equipo empieza a desarrollar un nuevo proyecto.

¿Cómo se compite con los estudios estadounidenses?
Nosotros trabajamos en Bruselas pero lo nuestro es el mercado internacional y jugamos en el mismo terreno que las grandes productoras americanas, aunque con presupuestos netamente inferiores. El presupuesto medio en Estados Unidos es de 100 millones de dólares. ¡Nosotros no superamos los 20 millones de euros! Por eso, hay que hacer ajustes en los guiones para reducir costes sin que ello repercuta en la historia, naturalmente. Cuando se habla de esta competencia, también hay que diferenciar entre los aspectos de producción y realización y los de publicidad y marketing. Estoy orgullosísimo de nuestros equipos: producimos una animación de muy buena calidad aun con presupuestos cuatro o cinco veces inferior. Somos 120 mientras que los estadounidenses son 350. A nosotros nos lleva dos años lo que a ellos les lleva tres. La llegada de ordenadores que permiten sintetizar imagen fue toda una revolución. Hoy en día, un ordenador es como un pequeño estudio de Hollywood en nuestra oficina. Tenemos las mismas herramientas aquí, en Bruselas, que nuestros colegas de Los Ángeles. Una de nuestras mayores ventajas es que somos una pequeña empresa: las decisiones las toman los tres accionistas y ya está. Algunos de nuestros empleados llevan con nosotros más de 20 años, lo que resulta rarísimo en el caso de los estudios de EE. UU.. Todas nuestras películas han vendido más de cinco millones de entradas en todo el mundo. Sin embargo, paradójicamente para una película belga, Robinson. Una aventura tropical [+lee también:
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fue un fracaso aun habiendo vendido 6,5 millones. Cuando una película cuesta 20 millones de euros hay que recaudar 10 millones o, por lo menos, 8 o 9.

Nuestras películas funcionan relativamente bien pero nosotros somos enanos en comparación a los americanos. Para el marketing de una película de animación americana media en Francia ellos emplean entre 3,5 y 4 millones de euros. Nosotros, como mucho, gastamos 1,8 millones. El gran reto es el mercado americano. Ellos son superproteccionistas; la animación es coto reservado. Meterse en los Estados Unidos no es nada fácil. Creo que nosotros tenemos la suerte de ser el único estudio de animación en todo el mundo que ha conseguido distribuir todas sus películas en China gracias a la política de cuotas. ¡Ni Pixar ni Dreamworks pueden decir eso! ¡Robinson vendió dos millones de entradas en China!

¿De qué estado de salud goza actualmente el 3D?
Animo vivamente a la gente a ver la película en 3d. Sé que el 3D tiene una mala reputación. 99% de las películas en 3D no merecen ser vistas en 3D. Ni siquiera es relieve; apenas es una especie de 2D y medio, con una profundidad añadida en posproducción. El 3D no forma parte del desarrollo dramático de la película, por lo que no tiene ningún interés. Es un aspecto en que trabajamos enormemente; nos preocupa mucho mantener el sentimiento de inmersión del espectador. No queremos que el público tenga la impresión de estar viendo la cinta a través de una ventana; queremos que esté completamente dentro del espacio cinematográfico.

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(Traducción del francés)

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