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Jessica Woodworth, Peter Brosens • Directors

"Seguimos a un hombre que se hace cargo de su destino"

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- Nos reunimos con Peter Brosens y Jessica Woodworth, cuyo cuarto largometraje, El rey de los belgas, se estrena esta semana en Bélgica

Jessica Woodworth, Peter Brosens  • Directors
(© Biennale di Venezia - ASAC)

Peter Brosens y Jessica Woodworth empezaron sus carreras en el ámbito del documental antes de pasarse a la dirección conjunta y a la ficción. Sus tres primeros largometrajes en dúo,  Khadak [+lee también:
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, fueron seleccionados en festivales internacionales de primer orden y lo mismo ha ocurrido con su nuevo trabajo, El rey de los belgas [+lee también:
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, que participó en la Mostra de Venecia y marca una ruptura considerable en cuanto a la forma y el tono con respecto al resto de su filmografía.

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Cineuropa: ¿Cómo nació la idea de El rey de los belgas?
Peter Brosens: Todo empezó con un artículo del New York Times, cuando tuvo lugar la erupción del Eyjafjallajökull, acerca de la epopeya del presidente de Estonia, bloqueado en Estambul con motivo de una visita oficial. Necesitaba regresar a Tallín con urgencia y su entorno improvisó un pequeño viaje en autobús a través de los Balcanes y Europa oriental para volver. Era una historia magnífica. Decidimos reemplazar al presidente por un rey y el volcán por una tormenta solar. ¡Había nacido El rey de los belgas

Jessica Woodworth: El rey y su séquito caen en la invisibilidad, el aislamiento y el anonimato. Paralelamente, estábamos rozando el paroxismo con la crisis política belga y esta mezcla de elementos se concretó rápidamente en la figura de un rey inmovilizado en la otra punta de Europa que debe emprender una odisea física e interior. 

A partir de este hecho, ¿qué dirección querían tomar: una ficción política, una ucronía, una película de anticipación…?
J.W: Nos dimos cuenta de la amplitud metafórica de la cinta con el tema de la inmigración pero no anticipamos la crisis de los refugiados, ocurrida cuando estábamos en pleno montaje, ni tampoco el Brexit o el golpe de Estado en Turquía. Todas esas resonancias vinieron a enriquecer la percepción de la película. La prioridad no era en absoluto hacer una película política sino seguir a un hombre que se hace cargo de su destino.

P.B: También por eso un rey era más interesante que un presidente porque nace rey, no tiene elección. Su emancipación y su identidad las encuentra en el anonimato.

J.W: ¡Y, tal vez, la posibilidad de convertirse en un jefe de Estado extraordinario! Nos gustaba esa dimensión trágica de un hombre cuyo destino escriben otros y que decide cambiar su camino. 

La primera escena marca el tono de la cinta. ¿Tenían intención ustedes de partida de brindar ese tratamiento documental del tema y esa ruptura cómica?
P.B: Queríamos hacer un mockumentary, efectivamente. Se trata de un regreso a los orígenes, puesto que venimos del documental, pero era difícil crear una imagen documental con un equipo dedicado a la ficción.

J.W: Lo cómico es muy duro. Había que encontrar el equilibrio y conseguir que los personajes y la situación permanecieran creíbles en la pantalla. Para ello, había que jugar llanamente, anclados en la realidad, y entregarse a lo absurdo de las situaciones. Era una de las claves emocionales. 

¿Qué carrera lleva la película hasta el día de hoy?
P.B: La cinta empezó su recorrido en Venecia y ya ha participado en una veintena de festivales. Be For Films la ha vendido a Japón, Rusia, Turquía, Italia, España, la República Checa y los países bálticos. También se ha vendido en Turkmenistán pero no en Bélgica. ¡Debe de tratarse de la paradoja belga! Así que aquí distribuimos la película nosotros mismos. Las salas parecen apreciarla mucho: estaremos en todos los grandes cines del país. 

¿Qué proyectos tienen en mente ahora?
P.B: Trabajamos ya en una especie de continuación, Archipelago, en la que el rey está bloqueado entre Albania y Croacia. Abandonamos el mockumentary; vamos a cambiar de lenguaje. 

J.W: Será algo totalmente distinto pero con los mismos personajes. Nos apetece hablar del fascismo en Europa. Esta vez, será una verdadera sátira política. Tenemos personajes fascinantes, que vamos a poder estudiar aún más con una ficción pura, casi una ópera. Por lo demás, será muy comprometida. Estamos en periodo de crisis y nosotros, los cineastas, tenemos en el cine un arma y somos responsables de nuestro compromiso.

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(Traducción del francés)

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