12/04/2024 - La cinta de Martin Zandvliet es una tensa pieza de cámara sobre la aclamada escritora danesa Tove Ditlevsen y su tóxica relación con su marido

En su último trabajo, Tove’s Room, Martin Zandvliet opta por centrarse exclusivamente en un día de la vida de la poeta y escritora de renombre Tove Ditlevsen (Paprika Steen), una de las intelectuales más conocidas de Dinamarca en el momento de su muerte en 1976. La película está ambientada en la Copenhague de 1969, y toda la acción de esta tensa y neurótica —aunque muy intrigante— pieza de cámara tiene lugar entre las cuatro paredes del salón de la escritora. Tras estrenarse en febrero en el SBIFF, la película ha sido presentada en el Stockfish Film Festival de este año (4-14 de abril).

Zandvliet acierta de pleno en su enfoque de dirección de la película. Y es que, en lugar de embarcarse en un relato biográfico clásico y previsible, decide sumergir al público en uno de los momentos más críticos de la vida de la autora. La carga interior de Ditlevsen, que se casó y se divorció cuatro veces en su vida y sufrió las consecuencias de la depresión y otros trastornos mentales en varias ocasiones, se ve agravada en la cinta por la presencia del editor de noticias Victor Andreasen (Lars Brygmann), su tóxico y posesivo marido, que parece disfrutar viendo a su mujer pasar por altibajos y no hace más que manipular tanto su percepción como su voluntad.

La posición del espectador, que se siente cada vez más perplejo e impotente al ser testigo del creciente dolor de Ditlevsen y el comportamiento abusivo de Andreasen, está encarnada —al menos en parte— por el joven y prometedor escritor Klaus Rifbjerg (Joachim Fjelstrup), un tercer personaje que se presenta por casualidad en el salón a la hora de comer, creyendo que lo que le espera es una tarde agradable de discusiones sobre arte y literatura.

El reparto está bien engrasado y los actores interpretan sus papeles espléndidamente: Steen impregna su papel con la dosis justa de fragilidad y desesperación, y se ve incapaz de aceptar del todo el perverso estilo de vida de su marido; Fjelstrup retrata a un joven que acaba atrapado en una surrealista pelea entre su amiga y el marido de esta, de manera que se pregunta constantemente si debería marcharse o quedarse; y Brygmann obra un buen trabajo a la hora de crear a un hombre odioso pero sofisticado, incapaz de hacer frente a su creciente envidia y frustración. La cuarta y última presencia, que resulta significativa y para nada entrometida, es la de Fru Andersen (Sonja Oppenhagen), la anciana ama de llaves de la pareja. Andersen actúa como un ojo que todo lo ve y se muestra crítica sobre ambos, de manera que afecta indirectamente a la paranoia de Ditlevsen y al presentimiento de un desastre inminente.

A lo largo de solo 70 minutos, Zandvliet regala a los espectadores una película pequeña y bien elaborada, cuyos principales puntos fuertes son sus sólidos diálogos y sus brillantes interpretaciones. Cabe la posibilidad de que la película pueda llegar a resultar ampulosa en ocasiones —no es de extrañar, ya que parece se trate de una obra de teatro—, pero el espectador acabará viéndose recompensado al encontrarse al menos algunas respuestas a las dudas y preguntas que puedan surgir por el camino. Técnicamente hablando, la fotografía de Camilla Hjelm es impecable, ya que consigue infundir una atmósfera hogareña —aunque fría— en la que los tonos azules y marrones son los protagonistas. Por su parte, los montadores Per Sandholt e Ida Bregninge hacen un estupendo trabajo al mantener el ritmo de esta angustiosa historia y realzar las sentidas interpretaciones del reparto.

Tove's Room ha sido producida por la danesa Nordisk Film Production, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de TrustNordisk.

(Traducción del inglés)