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MÁLAGA 2024

Crítica: Nina

por 

- Andrea Jaurrieta se atreve a transitar entre géneros como el thriller y el western en una película con nervio y garra que salta en el tiempo mientras aborda un conflicto social de rabiosa actualidad

Crítica: Nina
Patricia López Arnaiz en Nina

En 2018 y con su primer largometraje, titulado Ana de día [+lee también:
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, la cineasta navarra Andrea Jaurrieta sorprendió al tensar la cuerda del riesgo con una historia desconcertante, ambigua y poseída por la extrañeza que demostró que la suya no era una mirada acomodaticia, sino que coqueteaba libremente con el género fantástico desde la cotidianeidad. Con su segundo film, Nina [+lee también:
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, que lucha por la Biznaga de Oro del 27.º Festival de Málaga, vuelve a demostrar que lo suyo no es el confort y, armada con briosa ambición narrativa, ofrece un relato percutiente y de alambicada estructura narrativa que aborda un asunto candente que no cesa de llenar titulares.

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Nina presenta desde su primera secuencia a una mujer (interpretada con fiereza por Patricia López Arnaiz) armada con una escopeta con la que, una hostil noche de lluvia y barro, apunta hacia una casa donde se encuentra un objetivo que no llegamos a distinguir. Luego busca cobijo de la humedad en un hotel donde es reconocida por quien lo regenta, pues Nina ha regresado tras mucho tiempo a su pueblo natal: un lugar donde creció, vio mucho cine y se enamoró de un hombre de éxito, bastante más mayor que ella, que le dejó una huella indeleble. Por ese motivo ha regresado, contaminada de dolor, furia y trauma.

Basada en una tercera parte en el clásico La gaviota, del escritor ruso Anton Chéjov; otro tercio de la obra de teatro Nina, escrita por José Ramón Fernández (Premio Lope de Vega 2003), y el resto salido de la mente hiperactiva de la propia Jaurrieta, este film absorbe la idea central de sus principales fuentes de inspiración para, a continuación, transformar a su original personaje enamorado en un animal herido y poseído por el sentimiento de venganza.

Así, Nina se erige orgullosa en una empoderada revenge movie con hechuras de western y fuerte carga psicológica: su protagonista es un poco Joan Crawford en el clásico Johnny Guitar, pero también Jennifer Jones en Duelo al sol, con la dura determinación en el rostro de un John Wayne contemporáneo. La Nina de Jaurrieta es una chica moderna que no se conforma con aceptar el pasado machista ni la apatía e hipocresía sociales, sino que, en un intento de revelarse contra todo esto, busca justicia, como un Charles Bronson vasco.

Y es que la cinefilia (la sombra de Hitchcock es alargada en este vertiginoso drama donde se puede olfatear asimismo la huella de Pedro Almodóvar y hasta de Martin Scorsese en El cabo del miedo) recorre este relato teñido de rojo, de alto poderío visual y contado en dos tiempos (el presente y la adolescencia de la protagonista), con un montaje enérgico que a veces puede resultar confuso, pero que evidencia el malestar de su personaje central: también refleja cómo los traumas y las cicatrices, aunque se quieran borrar, reviven y se abren al pisar las laberínticas calles donde sucedieron actos abominables. Así se lo recuerda uno de los personajes secundarios a la contumaz Nina, resumiendo el espíritu desencantado de esta cinta: “No lo mires más, porque no podemos echar atrás el tiempo”.

Nina es una producción de Bteam ProdsIcónicaIrusoin, en coproducción con Lasai Producciones. De su exportación se ocupa Filmax y de su distribución española Bteam Pictures, compañía que tiene previsto estrenarla en salas comerciales el próximo 10 de mayo.

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