17/02/2024 - BERLINALE 2024: La primera película de Anthony Schatteman es un brillante relato de paso a la adultez en clave autobiográfica sobre un joven que descubre el amor

Tras causar sensación con sus cortometrajes Kiss Me Softly, Follow Me y Petit Ami, Anthony Schatteman está de vuelta con su primer largometraje, Young Hearts [+lee también:
entrevista: Anthony Schatteman
ficha de la película], que ha sido presentado en la sección Generation KPlus de la 74.ª Berlinale y constituye un romance queer para todos los públicos que lo convierte en una película única en su especie. Aunque el cine mundial ha sido testigo tanto de un notorio florecimiento de las historias de amor queer como del consiguiente aumento de las narrativas, modelos y puntos de vista sobre el amor y el mundo, sigue siendo raro toparse con películas para jóvenes que giren en torno a historias no trágicas sobre personajes homosexuales que no luchan tanto contra obstáculos externos en contextos donde la homofobia es la norma, sino más bien contra verdaderos impedimentos internos.

Elias tiene 13 años y lleva una vida satisfactoria en su pequeño pueblo, rodeado de una cariñosa pero no del todo funcional familia (su padre, un cantante de medio pelo de fama local, está obsesionado con el éxito que tuvo su última canción) y de un grupo de amigos entrañables y divertidos. Tiene un romance adolescente con Valérie, ya que, cuando tienes 13 años, tienes que tener novia —o al menos eso dicen y hacen los demás—. Sin embargo, todo cambia el día en el que el radiante Alexander, un joven de espíritu libre y procedente de la ciudad que no oculta su afición al amor ni a los chicos, se traslada a la casa de enfrente de la de Elias.

A pesar de haber sido criado en un entorno afectuoso, Elias está completamente perdido en lo que se refiere a los sentimientos que crecen en su interior, pues no tiene ni los códigos del amor ni las imágenes que le permitirían comprender su atracción por los chicos. Así pues, el joven mantiene la boca cerrada y el corazón en silencio hasta que la implosión lleva a la explosión. Es en la figura de su abuelo donde Elias acaba encontrando un oído que le escucha y le ayuda a vivir su amor plenamente y a acogerlo como el don que es.

Impulsado por el deseo de hacer una película familiar, optimista y edificante, Anthony Schatteman se sirve de los recursos del melodrama para transformar una segura historia de amor en una narración más grande que la vida, y todo ello a través de imágenes brillantes y coloridas, música que no rehúye la emoción, una interpretación muy lograda —empezando por las interpretaciones de los dos jóvenes protagonistas, Lou Goossens y Marius De Saeger— e, inevitablemente, una encantadora escena en la que se desarrolla una frenética carrera cuya meta consiste en ser amado. Todos estos son elementos del lenguaje de las historias de amor, remezclados con sinceridad y alegría para ofrecer nuevas historias que multiplican las formas de amar y ser amado, de manera que se trata al mismo tiempo de que sigan siendo accesibles para un público joven que aún no está preparado para enfrentarse a la sexualidad. Al fin y al cabo, Elias no deja de ser un niño que juega a ser un amante (como cuando él y Valérie toman prestado un disfraz de la versión de Romeo y Julieta de Baz Luhrmann para una fiesta de disfraces), un niño que interpreta lo que cree que se espera de él incluso antes de haber descubierto el amor. Sus encuentros, tanto con Alexander como con su tierno y cariñoso abuelo —sumido en el desamor tras la muerte de su esposa—, le ayudarán a encontrar y abrazar su lugar en el mundo. En definitiva, se trata de una auténtica película de paso a la adultez que contribuye a enriquecer el corpus existente de películas familiares con una maravillosa historia de amor queer.

Young Hearts ha sido producida por la belga Polar Bear y coproducida por la neerlandesa Family Affair Films y la belga Kwassa Films. Las ventas internacionales corren a cargo de Films Boutique.

(Traducción del francés)