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PELÍCULAS Eslovenia

Crítica: My Last Year as a Loser

por 

- La ópera prima de Urša Menart es, paradójicamente, una película sobre un personaje interesante que no acaba de despertar interés

Crítica: My Last Year as a Loser
Eva Jesenovec en My Last Year as a Loser

El gran ganador de los premios eslovenos Vesna fue My Last Year as a Loser [+lee también:
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(leer más), que se llevó los premios de Mejor Película, Mejor Guión y Mejor Actriz Secundaria (Živa Selan). La ópera prima de la directora y guionista Urša Menart es una película interesante que describe fielmente a una heroína testaruda, pero que, a causa de la constante repetición del tema principal, no consigue interesar al espectador. 

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Špela (el primer personaje principal que encarna Eva Jesenovec) es una licenciada en Historia del Arte de 29 años que encuentra dificultades para conseguir un trabajo acorde con sus estudios, por lo que reparte su tiempo como recepcionista de una galería de arte, socorrista de piscina y camarera.

Todos sus amigos más cercanos se han mudado al extranjero, y su novio (Teo Rižnar), experto en informática, recibe una oferta de trabajo en Silicon Valley, por lo que se va a San Francisco. Mientras tanto, el trabajo a tiempo completo en una galería de arte al que Špela aspiraba termina en manos de otra persona y la protagonista se ve obligada a volver a casa de sus padres. 

Se hace amiga de un camello de marihuana adolescente que vive en la urbanización de sus padres y pasa las noches acompañando a su amiga camarera Suzi y sus compañeros, siempre negándose a irse de Eslovenia. Para Špela, irse es ser cobarde y tomar el camino fácil, ella cree que hay que quedarse y luchar por mejorar la sociedad. 

Špela lleva gafas, tiene el pelo largo y liso y lleva vestidos de flores o sudaderas y vaqueros que atestiguan su voluntad de mantenerse en una eterna niñez, a pesar de sus inamovibles ideas políticas. La estética de la película, obra del director de fotografía Darko Herič y del director de diseño Marco Juratovec, casa perfectamente con el personaje y la trama, es fuerte, de colores claros (predominan el rojo, el azul y el verde), y muestra la simpleza del mundo, pero también su aridez. Es así como Špela lo percibe, prueba de esto es el episodio del robo de la bicicleta.

Hay que resaltar que Urša Menart no tomo el camino más fácil y previsible, que sería el de convertir al “patito feo” en un cisne, a pesar de que hubo muchas oportunidades para hacerlo. En una ocasión, por ejemplo, Špela tiene un lío de una noche con un exitoso y atractivo treintañero que claramente quiere tener una relación seria con ella.

Sin embargo, el guión está lleno de repeticiones. Es paradójico como la película no resulta interesante a pesar de que la monotonía y constancia del personaje, así como su testarudez para no cambiar en absoluto a lo largo de la película  sí que resultan interesantes, al ser una trama por la que pocos directores optarían. Un hecho que es interesante en sí pero que no consigue enganchar al espectador. A lo largo de toda la película, en cada una de las situaciones en las que se ve la protagonista, recibimos una y otra vez el mismo mensaje.

My Last Year as a Loser es una coproducción de las empresas eslovenas Vertigo, 100 y NuFrame.

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(Traducción del inglés por Pedro Andueza González)

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