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KARLOVY VARY 2018 Competición Documentales

Crítica: Dream Away

por 

- KARLOVY VARY 2018: El egipcio Marouan Omara y la videoartista alemana Johanna Domke muestran el segundo proyecto que codirigen juntos, un análisis surrealista del paraíso perdido de Sharm El Sheikh

Crítica: Dream Away

Después de que trabajaran juntos en Crop [+lee también:
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, un exitoso y galardonado documental de 50 minutos que buscaba mostrar la censura en los medios de comunicación egipcios a comienzo de la revolución del 2011, Marouan Omara y Johanna Domke encontraron una buena fuente para su primer proyecto de largometraje, el sorprendente contraste que existe entre la quieta atmósfera turística que se observa en los resorts de lujo de Sharm El Sheikh después la Primavera Árabe, y los ataques terroristas que atentaron contra esta área en el 2015. En ese sentido, Dream Away [+lee también:
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, que se proyecta en la Competición de Documentales del Festival de Karlovy Vary, no es una experiencia ligera. Es una mirada a un sitio en donde más de 200 turistas fueron asesinados por ISIS, lo que hizo que este lugar pasara de un oasis lujoso en el sur de la península del Sinaí a un pueblo fantasma. Es un análisis atrevido y algo surreal sobre el paso del tiempo en una de las cunas de la civilización.

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No obstante, cada vez que llega un nuevo día, en cada hotel todo parece estar en su lugar. Una delicada voz surge de los altavoces e invita a una multitud invisible a unirse a las actividades del día. El salvavidas, siempre vigilante, ya está en su lugar cuando el equipo de bailarinas realiza coreografía de rutina en una piscina desierta salpicada de manera idealista con camas y toallas. Las atractivas y cristalinas aguas verdosas del mediterráneo, o las azuladas aguas de la piscina parecen estar a la espera de vida y movimiento, aunque a un ritmo lento. En otra parte del pueblo, los restaurantes vacíos están listos para abrir. Aquí y allá circulan unos pocos vehículos, probablemente los de empleados que trabajan en las instalaciones.

Originalmente, hace cinco años a este dúo de cineastas se les ocurrió colocar  este mundo alternativo junto a la abrumadora confusión que todavía reinaba en el Cairo, pero al parecer esta nueva realidad desprovista de personas resulta una opción todavía más atrevida, ya que les permite jugar con el poder de las imágenes en una sociedad que yace muy cerca del paraíso pero se encuentra abatida por la política. Es como presentar una obra surreal en el más perfecto de los escenarios naturales y utilizando la imaginación visual para construir la imagen de lo que no está allí y para observar a aquellas personas quienes inevitablemente maldecirán su destino y se harán preguntas sobre su incierto futuro.

En estos entornos naturales, Marouan y Johanna nos presentan a siete criaturas del desierto: cuatro hombres y tres mujeres; cada uno con un sueño distinto, un posible plan en caso de que las cosas resulten bien, en caso de que lleguen los turistas. Tenemos a una estatua viviente, pintada de negro y dorado, a un DJ que coloca música en donde no hay quien la escuche, una criada, una animadora… todos están en busca de algo mejor mientras observan a los aviones pasar; ninguno se permiten dejar este sitio. Una extraña marioneta de un mono colgada de un vehículo que lanza anuncios les sirve como oráculo, consciencia o incluso como su terapeuta. Quizás refleja la ansiedad de una generación cuyo futuro es incierto, o el choque entre la tradición y las promesas de liberalismo global.

En un sentido, Dream Away casi retrata un tipo de vida alterna y diferente que se balancea entre la realidad y un sueño, de una manera similar a los elementos de la realidad que se pueden encontrar en The Florida Project de Sean Baker, que trata sobre gente no deseada que vive en las afueras de Disneylandia.

Dream Away es una coproducción de Fig Leaf Studios de Egipto y de Fruitmarket Kultur y Medien GmbH de Alemania. La empresa francesa Wide House tiene los derechos internacionales.

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(Traducción del inglés por Javier Campos)

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