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GIJÓN 2017

En attendant les barbares: divinas palabras

por 

- Eugène Green presenta mundialmente su nueva y arriesgada obra cinematográfica en Gijón: un taller de interpretación reconvertido en película recitada

En attendant les barbares: divinas palabras

El Festival Internacional de Cine de Gijón mantiene un fructífero idilio con el cineasta francés Eugène Green: en la acogedora ciudad asturiana se presentó, en 2011, su film La religieuse portugaise [+lee también:
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y, al año siguiente, el certamen le dedicó una retrospectiva donde se repasaba su atípica, original y nada convencional producción. En esta edición número 55, el artista vuelve a la costa cantábrica para competir desde sus sección oficial con En attendant les barbares [+lee también:
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, una de las propuestas más osadas de este apartado, pues se trata de una película que no se atiene ni a gustos o modas o tendencias actuales.

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Con ella, Green reivindica la transmisión de un pasado que nos ha conducido al presente, éste que, según sus propias palabras, ya no vivimos, pues estamos más pendientes de los mundos virtuales: la gente, asegura, no tiene vida espiritual, sino materialista, lo que le lleva a un miedo constante, porque carece de raíces; ese temor se encarna en su film en la idea de los bárbaros (quienes realmente no existen) a los que alude el título.

El film nos traslada a la ciudad francesa de Toulouse y al interior de su magnífico patrimonio histórico: imágenes estáticas de esos lugares, a modo de instantáneas fotográficas, ubican al espectador en un espacio repleto de hombres, mujeres e Historia: allí le propusieron a Green rodar un taller de interpretación (Chantiers nomades), pero el inquieto cineasta, en lugar de aceptar un simple ejercicio cuasi documental, exigió levantar todo un objeto cinematográfico, cuyo resultado es En attendant les barbares.

Para ello seleccionó a doce actores de entre los 35 candidatos, escribió un guion y, con un equipo que apenas incluía a su director de fotografía habitual (Raphaël O’Byrne), un ingeniero de sonido y un asistente de dirección, les filmó durante diez días. Sin apenas decorados, en interiores con poca luz y con numerosos momentos de mirada directa a cámara, sobre fondo negro, los actores recitan versos octosílabos mientras interpretan una trama que habla de miedos, bloqueos y extrañeza: seis visitantes en casa de unos magos deben dejar fuera sus temores... y teléfonos móviles. Aunque Green asegura que el cine y el teatro son artes opuestas, aquí conjuga ambas logrando una relación más que orgánica entre la voz y el físico de sus intérpretes. 

Sin que le falte el humor (se ridiculiza el presente virtual a través de la maldición de los artilugios tecnológicos), los 75 minutos del film, que según su autor no gozará de estreno comercial, aunque se verá también en el próximo Festival de Turín, llevan al espectador a experimentar de cerca un taller actoral, algo que dentro del mundo de la interpretación puede resultar estimulante, pero que para alguien ajeno llega a ser farragoso y poco empático: un ejercicio donde apenas se emplean elementos ornamentales que faciliten la comprensión de un texto en occitano, repleto de términos muy bellos pero que, en conjunto, acaba resultando pretencioso. 

En attendant les barbares ha sido producida y es distribuida por Chantiers nomades.

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