06/07/2017 - KARLOVY VARY 2017: El documental de Alexandru Solomon sobre uno de los últimos institutos de investigación que experimentan con monos es perturbador

El largometraje documental del director rumano Alexandru Solomon Tarzan’s Testicles [+lee también:
tráiler
entrevista: Alexandru Solomon
ficha de la película], retrato sugerente de un lugar poco familiar y de una cierta mentalidad, se proyecta actualmente en la competición de documentales del 52º Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary (30 de junio-8 de julio). En su cometido de adentrarse en el alma humana y en una de las empresas científicas más delirantes de la antigua Unión Soviética, Solomon aborda de manera eficaz, aunque bastante errática, la crueldad y la historia, usando como prisma la siempre interesante Abjasia, el estado parcialmente reconocido en la costa este del mar Negro.

Cruzando el mar Negro, a menos de 1000 km de la Rumanía natal de Solomon, Abjasia encierra una gran riqueza de información para los historiadores y documentalistas, pues posee una historia casi imposible y una situación política en continuo cambio. En la mayor ciudad de la región, Sujumi, se ubica un instituto de investigación que usa simios y monos para desarrollar drogas y tratamientos. Es un lugar paralizado en el tiempo, en el que cientos de monos parecen ser la respuesta al futuro, pero ¿a qué precio?

Solomon obtiene un acceso sin precedentes a un lugar que puede parecer un zoo (y de hecho, se visita como si lo fuera), pero las peludas estrellas del espectáculo suelen ser utilizadas en experimentos dolorosos, inhumanos dirían algunos, empleando métodos que ojalá solo se usen en Abjasia. La cámara del director de fotografía Radu Gorgos se mueve entre las jaulas y los oscuros pasillos, mirando luego los ojos de los investigadores, analizando su complicada relación con los monos, que son una fuente de esperanza de un futuro mejor, pero también motivo de mucha tristeza.

Además de abordar el tema más evidente del film, la crueldad hacia los animales en nombre de la ciencia, y de dar detalles sobre un programa de investigación soviético que tenía el objetivo de crear híbridos de humanos y monos para usarlos como obreros y soldados, Solomon ofrece otros temas más filosóficos al espectador atento. Los simios son los parientes más cercanos a nosotros, pero no son exactamente humanos; Abjasia es un estado parcialmente reconocido, pero no exactamente un país. Esta es una posición excelente desde la cual tejer una visión del mundo.

El contraste entre la imagen preconcebida que tenemos de los monos, que socializan y se cortejan en exuberantes bosques, o por lo menos en espaciosas jaulas en el zoo, y las bestias tristes y resignadas que esperan en pequeñas jaulas el próximo experimento, que podría costarles la vida, cuestiona perspectivas a una escala mucho mayor: ¿en qué medida son ciertas nuestras ideas sobre el mundo? ¿En qué medida es un producto de nuestra imaginación, o el resultado del sesgo transmitido por los medios, de la mezcla de estímulos necesarios para nutrir nuestra cómoda y digerible imagen del mundo?

Otro aspecto interesante que el documental aborda es el amor profundo que desarrollan por los monos sus cuidadores. En una de las escenas más conmovedoras, un mono muy joven duerme con un chupete en los brazos de una cuidadora. En una escena posterior, la misma cuidadora dice a los investigadores que dejen a ese mono en paz, porque es suyo. Es fácil comprender la conexión, pero ese momento entrañable plantea una pregunta difícil: ¿qué les pasa a los demás monos?

Tarzan’s Testicles está producida por HiFilm Productions y coproducida por la compañía francesa Seppia. Tras su estreno nacional en el Festival de Transilvania y su proyección en Karlovy Vary, el documental se estrenará en Rumanía este mismo año de la mano de microFILM.

(Traducción del inglés)