email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

CANNES 2014 Semana de la Crítica

Hippocrate: “Aprendes de tus errores”

por 

- CANNES 2014: Thomas Lilti ha clausurado la Semana de la Crítica con una sutil película sobre la iniciación de un joven doctor en el decrépito sistema sanitario francés

Hippocrate: “Aprendes de tus errores”

La búsqueda de la riqueza, trabajadores bajo presión, equipos de mala calidad, mentiras a los familiares de los pacientes. Estos son los elementos que componen el estremecedor pero lúcido retrato de la sanidad pública francesa realizado por Thomas Lilti en Hippocrate [+lee también:
tráiler
entrevista: Thomas Lilti
ficha de la película
]
, que ha clausurado fuera de concurso la Semana de la Crítica de la 67ª edición del Festival de Cannes. Por encima de todo destaca el ingenioso y sorprendente modo con el que el director trata un tema tan espinoso. Porque, lejos de querer ser un documental, enfila la carretera de la ficción desde su sencillo y casi cómico inicio, que describe los primeros pasos de un joven doctor, hasta revelar su naturaleza real a través de temas tan candentes como la eutanasia, la vocación profesional, el acercamiento al sufrimiento, la intervención terapéutica, los errores médicos o incluso el uso de expertos médicos extranjeros como interinos. Un enorme fresco enmarcado en un laberíntico edificio y sus decrépitas plantas bajas, con la actividad frenética de una sala de urgencias.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

A este gélido mundo llega Benjamin (Vincent Lacoste), de 23 años, que intenta aparentar una convicción que en realidad no posee. Se siente bastante desorientado en este nuevo ambiente que le es mostrado apresuradamente (“ésta es tu área durante seis meses, diez habitaciones, 18 pacientes”) y con una extenuante (sobre todo para el paciente) punción lumbar (“hay que oír un pequeño crujido; si no, no ha funcionado”). Su iniciación proseguirá con la relación directa con los pacientes, en la que hay que descubrir si es necesario darles un tratamiento, y guardias nocturnas con enfermeras que ven Dr. House y se muestran reticentes a hacer encefalogramas (el equipo es un poco defectuoso).

Con la ayuda de Abdel (Reda Kateb), un médico argelino mucho más experimentado pero que no tiene puesto fijo, el joven conocerá rápidamente que el coste diario de una cama es motivo suficiente para no completar la cura de un paciente y trasferirlo a otro lado. Benjamin, que alterna estados de distracción, incomodidad y ansiedad ante sus compañeros, que dejan salir su rabia a través de obscenos grafitis, humor negro y fiestas salvajes, cometerá su primer error, que será encubierto por su responsable (“Estoy de tu parte porque formas parte de la familia del hospital. Lo que hacemos es muy difícil, no somos superhombres”), aunque luego tendrá que afrontar el dolor y la muerte.

Tras un deslumbrante inicio en los pasillos del hospital, Hippocrate desarrolla poco a poco una manera de combinar los aspectos más divertidos, como los problemas de Benjamin, y los más dramáticos, encarnados en un paciente terminal. A través de una denuncia velada del alcoholismo, la película proporciona una situación muy efectiva que se hace aún más aguda. Con su oscura visión de los hospitales, consigue que pase más desapercibida la historia de la amistad entre Benjamin y Abdel, que escenifica en cambio la idea de un sistema deficiente mantenido por el sacrificio de unos cuentos profesionales. Además, abre el debate (actualmente poco activo en Francia) sobre la ley Leonetti de los derechos de los enfermos terminales. Llegar a este tema tan conflictivo a través de una película abiertamente “a favor”, sin ningún tipo de manipulación melodramática, ya es de por sí un gran éxito. 

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy