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CANNES 2014 Quincena de los Realizadores

Gett: un proceso absurdo del que no se sale indemne

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- CANNES 2014: La soberbia tercera entrega de la trilogía sobre mujeres israelíes de Ronit y Shlomi Elkabetz ha dejado al público de la Quincena estupefacto

Gett: un proceso absurdo del que no se sale indemne

Aunque Gett: le procès de Viviane Amsalem [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
es una coproducción entre Francia, Alemania e Israel, su título internacional, que traduce proceso por "trial", que significa también "prueba, proceso agotador", refleja perfectamente la impresión que esta soberbia película deja en el espectador: la de haber vivido una auténtica experiencia. En efecto, el público que asistió ayer al pase del film en la Quincena de los Realizadores quedó estupefacto, con el estómago encogido (el segundo de silencio absoluto que precedió al estallido de aplausos, nada más acabar la proyección, no dejó dudas al respecto).

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Esta tercera entrega de la trilogía sobre las mujeres de Israel a cargo de la actriz Ronit Elkabetz y de su hermano Shlomi lleva a cabo todo lo que corresponde a una película: como Ronit apuntó con su bella voz en el escenario del Théâtre Croisette, la cinta muestra algo que jamás se había visto anteriormente (el interior de un tribunal rabínico, ante el que Viviane Amsalem, interpretada por ella misma, desea pedir el divorcio, en hebreo, "gett"), provoca risas (quién lo iba a decir), sorprende a cada instante, ofrece incluso al espectador un momento de suspense intenso durante el que podríamos escuchar el vuelo de una mosca... y, sobre todo, a medida que avanza la trama y con toda habilidad, consigue sumergirnos en la situación insostenible y desesperanzadora de Viviane, de la que salimos temblando de indignación, más conscientes que nunca de la gravedad de un problema social y religioso que mina los derechos fundamentales de la Mujer.

La primera mitad del film es, quizá, la que más toma por sorpresa al espectador; primero porque se mantiene el misterio acerca de las razones que motivan, después de 30 años de matrimonio con Elisha (Simon Abkarian), y a pesar de la nula simpatía que inspira, con su rostro cerrado y su obstinación a decir no ante cualquier petición sin dar explicaciones, la voluntad de Viviane de divorciarse, es decir, a verse repudiada por él, pues así son las cosas, ante un tribunal rabínico. Ante la falta de motivos por parte de ambos (se ve claramente que los dos esposos son gente de bien sin fallas particulares), de audiencia en audiencia, los tres rabinos que forman el tribunal entrevistarán a los diferentes testigos. De esta manera, en lugar de presentar la situación desesperada de la plañidera con un tono de lamentación, vemos desfilar a una galería de personajes a cual más pintoresco y gracioso, disfrutando del más apetitoso humor judío, con que la pareja de directores optaron a la hora de abordar lo absurdo de esta situación.

Esta estupidez, legible en los gestos cómicos del hermanastro rabino, en las palabras del hermano, en el descaro de la pariente soltera y, sobre todo, en la capacidad que cada uno tiene de contradecirse varias veces en la misma frase sin perder la compistura, no es, por ello, menos desalentadora, pues se deja entrever que de esta forma el proceso podría prolongarse indefinidamente sin haber avanzado un milímetro. Y, en efecto, eso es lo que va a ocurrir: con el paso de los meses, terminan pasando cinco años (que deben sumarse a los 30 de un matrimonio respetuoso pero nunca feliz, toda vez que comprendemos que el "motivo" fundamental de Viviane no es otro que este, y que, aunque no lo da a entender claramente al principio, una vez empezados los procedimientos, ella siente que ha llegado al final de una larga agonía). Para siempre y aún hoy, el proceso sigue su curso para terminar volviendo al punto de partida, para volver a darse de bruces contra un muro, para sentir casi en las propias carnes el sufrimiento de Viviane, cuando termina desgañitándose en ese gruto desgarrador, una, dos, tres, diez veces…: "¡Quiero mi libertad! ¡Quiero mi libertad! QUIERO MI LIBERTAD!".

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(Traducción del francés)

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