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Bélgica / Países Bajos

Robin Pront • Director de Zillion

"Lo complicado era encontrar la estética cinematográfica de los años 2000"

por 

- Hemos hablado con el director belga, que vuelve con un biopic histórico sobre un antihéroe que se convierte en el rey de las noches de Amberes a principios de los 2000

Robin Pront • Director de Zillion

Entrevistamos a Robin Pront, que irrumpió en la escena belga y el panorama mundial con su ópera prima, el thriller familiar D’Ardennen [+lee también:
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entrevista: Robin Pront
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, y que ahora regresa con una nueva película muy diferente, Zillion [+lee también:
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]
, un biopic sobre un antihéroe que se convierte en el rey de la vida nocturna de Amberes al crear el legendario club nocturno Zillion en los años noventa. La película se estrena en Bélgica el 26 de octubre, de la mano de Kinepolis.

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Cineuropa: ¿Cómo surgió este proyecto?
Robin Pront:
Es una historia que siempre he querido contar. Incluso antes de saber que quería ser cineasta, estaba obsesionado con esta historia. Crecí muy cerca de donde estaba Zillion, y cuando tenía 13 o 14 años el lugar salía en todas las portadas. Intenté producir la película antes de hacer D’Ardennen, pero es un proyecto muy difícil de levantar, sobre todo cuando se trata de un primer largometraje…

¿Qué te atrajo de la historia?
La combinación de la fuerza de los personajes y del lugar, y también la singularidad de esa época. Frank Verstraeten es un personaje increíble: un friki de la informática al que no le gusta la gente, pero que insiste en tener mucha a su alrededor. Un bicho raro en un mundo dominado por machos alfa que rebosan testosterona, aunque, irónicamente, él siempre tiene a su lado a la mujer más guapa de Bélgica, por no hablar de un productor porno superviril. Eran incongruentes en el panorama mediático de aquel entonces. Y también me interesaba la época, el final de los 90 y el principio de los 2000. Frank quiere formar parte de un mundo al que no pertenece. En realidad, no solo quiere formar parte de él, sino que quiere convertirse en el rey.

También tiene una relación extraña con su madre, que le ayuda a ir más allá, pero acaba siendo un obstáculo para él…
Sí, me gusta mucho este aspecto. Es una historia llena de hombres, pero tenía la impresión de que las mujeres eran muy importantes para él. En mi opinión, es la historia de un trío: Frank, su madre y su mujer. Una de mis películas favoritas es Al rojo vivo, de Raoul Walsh, una antigua película de gánsteres protagonizada por James Cagney, en la que la madre del personaje juega un papel fundamental en el atraco.

Hacer un biopic sobre Frank Verstraeten implica inevitablemente hacer un biopic sobre su discoteca.
Ese era el otro aspecto realmente interesante de este proyecto. Se trataba de una discoteca pionera, la primera en entrar en la era digital. Zillion solo estuvo abierta 5 años: despegó como un cohete, pero luego explotó en pleno vuelo, lo que también la hace fascinante.

Zillion es muy distinta a tu primer largometraje. ¿Qué tipo de película te imaginabas?
Cuando la presentaba, siempre decía: “Es La red social contra Casino”. Quería crear una película épica sobre un grupo de personajes que se embarcan juntos en una aventura en la que chocan constantemente. También es, en cierto sentido, una película sobre la mafia, aunque el protagonista no es un mafioso, sino un friki.

¿Cómo fue recrear el espacio, especialmente trabajando con tu director de fotografía?
Investigué mucho, porque quería entender qué era lo que hacía a Zillion tan especial. Mi director de fotografía, Robrecht Heyvaert, es un genio. Cuando ves sus películas, parece que han costado 60 millones de dólares, cuando en realidad solo han costado 4 o 5 millones. También quería que la película conectase con un público amplio, más que con mi anterior película, y que fuera como una montaña rusa. A nivel visual, tenía que ofrecer a los espectadores una visión llamativa. Lo complicado era encontrar la identidad visual de los años 90 y 2000. Hay una estética cinematográfica para los años 60, 70 y 80, pero no para esta época. No quería que fuera demasiado lustrosa ni demasiado refinada, pero sí quería que brillara. Tampoco es un “lo mejor” de esa época, ante todo se trata de una película de personajes.

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(Traducción del francés)

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