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Luca Guadagnino • Director

“Elio es nuestro Antoine Doinel”

por 

- El día después del anuncio de las cuatro nominaciones al Oscar, el director palermitano Luca Guadagnino mantuvo un encuentro con periodistas en Roma para hablar de su Call Me By Your Name

Luca Guadagnino  • Director

Con medio centenar de premios cosechados en todo el mundo, tres nominaciones a los Golden Globes, cuatro BAFTA, seis Independent Spirit Awards, el Gotham Award a la mejor películas y, ahora, cuatro candidaturas a los Oscar (película, actor protagonista, guion adaptado y canción original [leer más]): Call Me By Your Name [+lee también:
crítica
tráiler
Q&A: Luca Guadagnino
ficha de la película
]
 prosigue su extraordinario recorrido, iniciado en el festival de cine de Sundance hace un año, y, ahora, su director, Luca Guadagnino, habló de ello con los periodistas en Roma, con motivo del estreno del film en los cines transalpinos el 25 de enero de la mano de Warner.

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¿Tienes algo que decir ahora, en caliente, sobre las nominaciones a los Oscar?
Luca Guadagnino:
La película arrancó su andadura en Sundance hace exactamente un año y ya entonces recibimos una acogida extraordinaria. Estábamos convencidos de haber hecho una buena película pero no imaginábamos esta repercusión. Allí empezó un recorrido imparable que nos enseña que la pasión y lo inesperado van de la mano. Nos alegra porque la película fue hecha por el placer de hacerla, en el espíritu del cine que me gusta, en un rincón único de Italia como es el bajo cremasco, en Lombardía.

¿Qué crees que haya impactado más de su película a los jurados de la Academia?
Me llegan muchas cartas de mujeres, hombres, jóvenes y mayores que me dicen que la experiencia de ver la película les transformó y les hizo superar y desatar nudos. Es una obra sobre la empatía, la compasión, la transmisión del saber, la capacidad de mirarse en el otro… creo que son formas emotivas muy necesarias en una época tan atomizada y cabreada como la nuestra.

Call Me By Your Name cuenta una historia de amor homosexual pero también es una película sobre la familia que puede llegar a quienquiera. ¿Cuál es su secreto?
No creo que sea una historia de amor gay sino una película sobre el alba de una persona que se convierte en otra. También me gusta pensar que es una obra sobre el deseo, más allá de todo género, y, por último, sí, es una película acerca de la familia. Se me ha ocurrido que este pueda ser un primer paso para mí hacia un canon que admiro desde siempre: el de Disney, o sea, cierto tipo de relato emotivo en el que el grupo de familia es un lugar en el que todos se hacen mejores entre sí.

El film da cuenta del descubrimiento de la sensualidad. El discurso final del padre de Elio, así como la actitud de la madre, denotan una apertura mental que hoy parece increíble para los años 80…
1983 supone el ocaso de una época que da lugar a los tiempos que vivimos todavía hoy. La capacidad de ser así de abiertos a nivel intelectual propia de la generación de los años 70, a partir del 68, se ha transformado en una especie de inarticulación, por lo que nos parece extraño que los padres sean capaces de transmitir un saber igualmente emotivo a sus hijos.

¿En qué medida influyen los actores en el aspecto estético, en los movimientos elegantes y envolventes, así como en ese sonido tan particular?
He aprendido con el tiempo que lo más importante es el movimiento dentro del encuadre; o sea, cómo adquiere vida la escena a partir de los elementos singulares que la componen. A mí me gusta olvidar, junto con mis actores, el guion y empezar de cero a tejer conjuntamente una tela. Después viene la fase más importante: el montaje, donde tenemos el deber de que esta tela creada en el plató se exalte y resalte toda la verdad que desprende el trabajo de los actores. Mi querido amigo Walter Fasano, con quien trabajo desde hace casi treinta años, comparte conmigo la pasión por un imaginario deconstructivista: nos gusta encontrar la armonía en la disonancia.

¿Cuál es tu relación con el cine italiano? ¿Te sientes un lobo solitario?
No soy un solitario como dicen pero, debido a mi formación, creo que el cine es algo transversal, sin jerarquías relacionadas con la nacionalidad. La experiencia que más me ha influido cinematográficamente son las nuevas olas, esos movimientos que han revolucionado el lenguaje del cine, en Brasil, Francia, Alemania, Japón… Dicho esto, mi relación con el cine italiano es espléndido: tengo relaciones de recíproca influencia con muchos cineastas, algunos de ellos italianos.

¿Qué comentario a tu favor por parte de algún compañero de profesión te ha gustado más?
En los Golden Globes se me acercó Christopher Nolan y me dijo que la manera en que había presentado los 80 era impresionante. Aquella frase me llenó de orgullo porque me considero un artesano.

¿En qué medida influyen en tu trabajo cinematográfico tus raíces palermitanas?
Sin duda hay algo de ellas en mis películas; el inconsciente nunca miente. De Palermo creo que aprendí la sensualidad. Pero también es un lugar agresivo y violento.

¿Es verdad que Call Me By Your Name podría tener una secuela?
Experimento una gran pasión por estos personajes y por los actores que los encarnan. Cuando volví a ver la película en Berlín, con el público, tuve la sensación de que, en efecto, las vidas de Elio, Oliver, el señor Perlman, su mujer, las amigas, en su sencillez, pueden decir algo sobre nosotros, así que si ocurre que volvemos a reunirnos todos, tal vez contemos algo sobre estos personajes, siempre recordando con humildad la lección de François Truffaut y sus películas con Antoine Doinel. Está claro que nosotros tenemos a nuestro Doinel.

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(Traducción del italiano)

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