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Philippe Van Leeuw • Director

"No es una película de guerra sino una película sobre la guerra"

por 

- Philippe Van Leeuw vuelve a golpear con fuerza con Alma mater, relato de una jornada límite en la vida de una familia siria asediada en su propio piso.

Philippe Van Leeuw  • Director
(© Berlinale)

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(Insyriated), relato de una jornada límite en la vida de una familia siria asediada en su propio piso, desgarrada por el conflicto físico y acechada por los conflictos morales. La última Berlinale albergó el estreno del film, que acabó marchándose con el premio del público y el Label Europa Cinemas

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Cineuropa: ¿Es Alma mater una tragedia en los hechos y en la forma?
Philippe Van Leeuw: Sí, la unidad de lugar y de tiempo hacía posible que la película pudiera hacerse rápidamente, lo que era imperativo para mí. Por eso decidí enmarcar la película en este piso entre un amanecer y el siguiente. Vemos cómo vive esta gente y los acompañamos en lo que sufren día a día, rehenes en su propia casa. Uno no imagina la intensidad con la que transcurren los combates ni cómo lo padece la población.

¿Vivir normalmente en tiempos de guerra es una locura o es la única manera de mantener la cordura?
No hay normalidad en tiempos de guerra; sólo acontecimientos excepcionales que uno sufre sin poder influir en ellos. A un rehén le puede pasar de todo: le puede caer una bomba en casa y que en cinco minutos desaparezca todo el mundo. Mientras tanto, hay que hacer la comida, lavar la ropa y limpiar el polvo. Todo está lleno de polvo. Esa mujer, encarnada por Hiam Abbas, defiende con uñas y dientes su interior. Es su casa, ha construido su vida en torno a ella y esta guerra no va a impedirla seguir viviendo donde ha decidido vivir. Los sirios, ya hechos a la carretera, refugiados o decididos a quedarse, tienen este deseo, esta voluntad profunda y totalmente legítima, de conservar su casa o de volver a ella. 

También es una película sobre el coraje de la gente ordinaria.
Completamente. Uno se pregunta cómo hace esa gente, que son iguales que tú o que yo, que no son especialmente heroicos ni optan por un lado o por otro. Hay elecciones que parecen imposibles, la razón condena ciertas decisiones pero no se puede hacer de otra manera. Puede ocurrir que haya uno en el grupo que tenga que hacer frente solo al terror mientras los demás se esconden. 

Se trata asimismo de una película de mujeres que viven el día a día de la guerra.
Estoy convencido de que las mujeres son el blanco prioritario en toda guerra porque son el punto de anclaje de los hombres. Ellas representan el puerto, la casa. Si perdemos eso, perdemos la capacidad de luchar, perdemos la razón de hacerlo. Sin casa no hay retorno posible. Además, ellas son objetivos que se defienden con otras cosas distintas de las armas: sus convicciones, su fuerza moral y su coraje.

¿Diría usted que es una película de guerra o que la guerra está fuera de campo?
No es una película de guerra sino una película sobre la guerra, sobre lo que la guerra provoca en la gente ordinaria, sobre cómo esa gente ordinaria se las apaña día a día en el corazón de la guerra. Tuvimos que montar una banda sonora que diera cuenta de la guerra tal y como la vivían los protagonistas de la cinta sin que la viéramos: explosiones, tiroteos, helicópteros… 

¿Cómo decidió abordar la violencia en la obra?
Intento lo más posible evitar toda violencia explícita en la imagen. Soy más de la escuela de Jacques Tourneur: cuanto menos vemos, mejor vamos. Es importante que el espectador no tenga nunca ganas de desviar la morada porque lo que le mostramos es insostenible. Prefiero de largo suscitar a través del fuera de campo, el sonido, lo que nuestra imaginación puede hacer con una situación. En esas condiciones es como acabamos más cerca de la realidad, que resulta más elocuente por el sonido que por la imagen. Estamos más en la verdad de las cosas. Intento suministrar la menor dosis posible de violencia, aun cuando no hago otra cosa que no sea hablar de ella…

La cinta es de rabiosa actualidad sin dejar por ello de contener un propósito universal.
Efectivamente, la película es muy contemporánea y eso debe de ser lo que más llega al público. Es una película que bien podría transcurrir en Beirut, en Sarajevo, en la Varsovia del 43, en el Berlín del 45 o en cualquier otro lugar donde deban enfrentarse a una situación de guerra unos civiles abandonados en mitad del combate. 

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(Traducción del francés)

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