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Adil El Arbi y Bilall Fallah • Directors

"Hacer un cine accesible al servicio de un propósito complicado"

por 

- Cineuropa se reunió con Adil El Arbi y Bilall Fallah para hablar de su segunda película, Black.

Adil El Arbi y Bilall Fallah • Directors

La pareja de directores flamencos Adil El Arbi y Bilall Fallah ofrece en Black [+lee también:
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una película eficaz y atractiva, una especie de West Side Story moderna que nos sumerge en el corazón de las bandas urbanas de la mano de una insólita Bruselas presentada como un poderoso objeto cinematográfico.

Cineuropa: ¿Qué bagaje traen ustedes?
Adil El Arbi: Éramos los únicos marroquíes de la escuela Sint Lukas de Bruselas y los dos conectamos enseguida. Nuestro profesor era Michael Roskam, el director de Bullhead [+lee también:
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. Era un poco nuestro mentor, nuestro hermano mayor, igual que Nabil Ben Yadir, el director de Les Barons [+lee también:
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. Black es un libro muy popular en Flandes; habla de bandas urbanas y cuenta esa historia a lo Romeo y Julieta. Sabíamos que un día, tarde o temprano, íbamos a hacer una película a partir de ese libro. Escribimos a su autor, Dirk Bracke, pero nos respondió que ya tenía un director y una productora, así que decidimos hacer un largometraje con la VAF Wildcard (n.d.r.: una beca para hacer un corto) que recibimos. Pudimos trabajar en el guion de Black y durante la preproducción de Image [+lee también:
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, el director que nos dijeron (Hans Herbot) nos anunció que debíamos ser nosotros quienes hiciéramos la película porque teníamos un buen feeling con el tema que trata.

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¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?
Bilall Fallah: El cine americano fue lo que nos inspiró para hacer películas. Obras como Jurassic Park, Star Wars, las grandes cintas épicas y también Spike Lee, Oliver Stone o Scorsese, directores que hacen películas propias y aun así su cine resulta accesible para todos. Nos fijamos mucho en Ciudad de Dios para hacer esta película. Queríamos una película de Adil y Bilall, que llevara nuestro sello, pero que aún así estuviera destinada al gran público.

Adil: Black cuenta una historia dura, una historia de bandas urbanas, con escenas muy violentas, pero queríamos que la cinta fuera lo más accesible posible.

El reparto es un elemento crucial del film; ¿cómo lo trabajaron?
Bilall: Tuvimos que ver actores de la calle por necesidad, jóvenes de origen marroquí o africano. No se da ese perfil entre profesionales aquí en Bélgica.

Adil: Ensayamos muchísimo con los actores; queríamos que dispusieran de la libertad suficiente para crear las escenas como artistas. Una vez en el plató, no había mucho tiempo para la improvisación, así que la improvisación se hacía antes. Descubrimos muchos talentos, así que montamos una oficina de casting. Nuestro fundador y padrino fue Matthias Schoenaerts, y hoy en día una parte de estos actores goza de la oportunidad de actuar en otras producciones. Lo más fuerte de los actores es que conectaban mucho con sus personajes, comprendían su realidad y su psicología.

Lo que se constata en la pantalla es muy sombrío pero al final prima la energía que imprime la película.
Adil: En la sala de montaje, nos dimos cuenta de que el corazón de la película era la pareja, Marwan y Mavela. Se trata de una historia de amor. Para mí, a falta de arreglárselas en el sentido estricto de la palabra, los dos personajes principales consiguen salirse con la suya a nivel espiritual. Al principio, creen que la única realidad posible es la de la delincuencia pero nada más conocerse se dan cuenta de que otra realidad es posible. Es la historia de dos personajes que quieren salirse de una banda; ahí reside la esperanza.

Bruselas se convierte en un verdadero objeto cinematográfico con Black.
Adil: En el cine de Spike Lee o en el de Scorsese, Nueva York es un personaje central. Su cine es grandioso porque Nueva York lo es. Eso quisimos intentar con Bruselas. Queríamos que la ciudad fuera un personaje. El cine flamenco suele rodarse en Amberes o en pequeños pueblos en mitad de ninguna parte.

Bilall: Queríamos transmitir la autenticidad de los barrios que solo existen en Bruselas, como Matonge, les Marolles o algunos lugares de Molenbeek.

¿Qué proyectos tienen en mente ustedes ahora?
Bilall: Ahora estamos en una encrucijada: o hacemos otra película en Bélgica o preparamos algo sobre los jóvenes que se van a Siria o intentamos dar el salto a Estados Unidos. Acabamos de volver de Los Ángeles, donde nos hemos reunido con Columbia, Universal, Warner, Brian Grazer, Jerry Bruckheimer e incluso algunos actores. Nos han propuesto guiones y hemos presentado nuestras ideas. Ya veremos cuál será la próxima etapa. En cualquier caso, vamos a tener que ser muy pillos.

Adil: En Bélgica recibimos hace poco el premio del público en Gante. Vamos a ver cómo reaccionan los francófonos. Sería absurdo que una película en francés tuviera éxito en Flandes y no en Valonia o en Bruselas. Image tuvo mucho éxito en Flandes y nadie fue a verla en Bruselas, y eso que estaba rodada en francés y en Bruselas. Para poder tener éxito entre los francófonos primero tienes que haberte dado a conocer en Francia.

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(Traducción del francés)

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