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Tomm Moore • Director

“Lo intemporal de la animación”

por 

- Encuentro en París con el director de la maravillosa película de animación irlandesa La canción del mar

Tomm Moore  • Director

De regreso de un viaje promocional por California, Tomm Moore hizo escala en París durante un par de días a poco de que Haut et Court estrene en el país galo su magnífico segundo largometraje: La canción del mar [+lee también:
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. El cineasta irlandés nos recibió disponible y sonriente y apuntó algunos elementos de reflexión y análisis sobre la génesis de su trabajo y su forma de ver el cine de animación.

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, ya pensaba en hacer una película sobre los cuentos de hadas. Estaba de vacaciones con mi hijo de 10 años en la costa oeste de Irlanda y vimos unas focas matadas en la playa. Según la mujer que nos alquilaba la casa de campo, eso no habría podido ocurrir hace 50 años porque por aquel entonces la gente creía en las selkies y creía que las focas podían albergar el alma de las personas desaparecidas en el mar. Empecé a pensar que estas viejas historias no eran sólo relatos encantadores para los turistas sino que formaban parte integrante de la cultura, que podían ayudar a proteger el medio ambiente e incluso la relación que mantenemos unos con otros. Aunque estuvieran llenas de magia, podían resultar pertinentes para una pequeña comunidad: eran un medio para comprender mejor el mundo. Así fue como empecé a investigar de qué manera podía contar eso a un público moderno y familiar. 

¿Cómo halló el equilibrio justo entre temas un tanto dramáticos y la necesidad de no espantar al público más joven?
Los cuentos de hadas son así. Siempre hay tristeza y melancolía. Trabajé con el guionista Will Collins y era importante que la historia fuese lo suficientemente sombría para dar con la manera de trascenderla metafóricamente hablando. Además, deseaba que hubiera música y humor. Una vez redactado el guion, hicimos un storyboard y Bruno Coulais empezó a trabajar en la música, lo que conllevó más cambios aún. Ante todo, hicimos que una secuencia evolucionara hacia un espíritu más musical, siguiendo el estilo de El libro de la selva

¿Qué intenciones tenía usted en lo concerniente al grafismo?
Buscaba una atmósfera de acuarela y me inspiré mucho en los paisajes de Paul Henry. El director artístico de la película, Adrien Mérigeau, supo capturar a la perfección la luz particular que tenemos en Irlanda. También quería trabajar con esas líneas trazadas en piedra que podemos encontrar en algunos asentamientos arqueológicos de Irlanda. Adrien las enlazó con el arte moderno, mezclando las influencias de Klee y de Kandinsky.

¿Cómo llevó a bien el proceso de financiación y realización de la película?
Tras la nominación al Oscar de El secreto del libro de Kells, intentamos encontrar financiación en Estados Unidos para hacerlo todo en un solo estudio, pero nuestros interlocutores exigían mucho control sobre la película y querían transformarla en una comedia destinada al público americano. Nos dimos cuenta de que, aunque iba a resultar más complicado, tendríamos más independencia con el modelo europeo. Así fue como entramos en ese torbellino que supone montar una coproducción entre cinco países; pero funcionó muy bien. Toda la gente con la que trabajamos son como viejos amigos. Es una especie de gran familia que trabaja para sacar adelante este tipo de cine. 

Parece que usted sigue la línea marcada por Hayao Miyazaki.
Descubrí su cine bastante tarde y es, sin duda, el tipo de películas que quiero hacer. Mi vecino Totoro me inspiró mucho para hacer Song of the Sea. Hay nostalgia y tristeza y después se va más allá. Siempre se aprende algo, por necesario que resulte comprender la mitología japonesa para apreciar el film por completo. 

¿Por qué el 2D y no el 3D?
Lo prefiero; me gusta dibujar. Una de las razones por las que no hicimos la película en Estados Unidos fue que no queríamos imágenes generadas por ordenador. Lo bueno de las dos dimensiones es que cuando uno ve Mi vecino Totoro y Ponyo en el acantilado, sigue siendo realmente lo mismo a pesar de que hayan pasado 20 años entre una y otra, mientras que si uno ve Toy Story 1 y Toy Story 2, la tecnología ha evolucionado tanto que ahora resulta totalmente distinto. A mí me gusta lo intemporal de la animación.

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